Hoy 29 de enero resucitó el carrillón de la parroquia. Al inicio de 2021 escuchar sus campanadas grabadas me recuerda cuando los toques de campanas eran con campanas reales. Además de conocer el lenguaje del toque de campanas, existían entonces tocadores de campanas capaces de producir repiques espectaculares.

En aquellos años en el campanario de la Iglesia Católica de Salinas colgaban dos campanas, una vieja campana del siglo 19 y una nueva campana comprada antes del centenario de la parroquia. Sus tañidos eran distintos, uno seco por su mohosa vejez, el otro sonoro, propio de una campana de joven fundición.

Un personaje conocido como Pepe, el ciego, que solía ganarse la vida entre otras cosas con su sinfonía de manos, tocaba aquellas campanas en horas del Ángelus produciendo un ritmo festivo que levantaba el ánimo de toda la población.

Pepe solía subir al campanario por una estrecha escalera de madera. Con el tiempo su estado de salud y su ceguera le hacía muy difícil subir al campanario y el párroco le prohibió tocar las campanas.

Paso un tiempo, la gente extrañaba los repiques de campana de Pepe. Un día, a las doce del mediodía, se escuchó en toda la población de nuevo el repique de campana festivo de Pepe. La gente sorprendida pensó que Pepe volvió a subir el campanario.  El día anterior, como era costumbre, no lo escucharon vocear con su potente voz la película que se presentaba esa noche en el cine.

¿Quién toca las campanas? A Pepe lo encontraron muerto en su vieja casucha.  Un silencio estremecedor se apoderó de la población. Las señoras quedaron de rodillas y rezaban aterrorizadas temiendo volver a escuchar aquel repique de campanas.

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Foto: Vázquez, Ligia. Salinas de sal y azucar. p 255