Me adormecí una tarde junto al lago
de tus ojos de mar verde profundo,
navegué por la ría de tus labio
creyéndome el artífice del mundo.
Era invierno y un frío destemplado
golpeaba la ventana transparente,
mientras un sol nacía en el costado
atándose a la rosa de mi vientre.
Era un amor, de invierno y primavera,
un amor de sueñera adolescente,
un sueño juvenil, una quimera,
que ha dejado sus huellas en mi frente.
Nevaba afuera sudor de estalactita
y a mis años no olvido aquella cita.
 
 
Gloria Gayoso©
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Foto de Eva Lewitus