Julio Lleras Morales nace en Salinas, Puerto Rico, el 26 de septiembre de 1939. Realiza sus estudios primarios y secundarios en las escuelas públicas de su pueblo natal.

Mientras cursa su séptimo grado en la escuela Román Baldorioty de Castro nace su pasión por el deporte de pista y campo. Esa pasión atlética comenzó con su participación en los tradicionales “Field Days” o Día de Juegos, que eran unas justas inter-grados que celebraban las escuelas intermedias y superiores. En esas justas escolares sobresale en las carreras a distancias cortas, en el salto con pértiga y en los saltos a lo alto, largo y triple salto. Son esos últimos eventos los que le darán fama y gloria, tanto en el ámbito local, nacional e internacional.

Ya para el año 1953, se le reconoce su gran potencial como atleta y es invitado a participar en las eliminatorias para escoger la delegación nacional que nos representaría en los 7mos. Juegos Centroamericanos y del Caribe, a celebrarse en México. Julio Lleras, un chico principiante procedente del interior del País, no pudo hacer el equipo, a pesar de las buenas marcas que logró en las eliminatorias. Conviene recordar  que en esa época le tocó competir con experimentados atletas de la talla de Francisco Castro (Malinki), Brinquitos Román, Joe Barbosa, José (Fofo) Vicente Chandler y Gaspar Vigo, entre otros. Casi todos estos atletas, si no todos, pertenecen hoy día al Salón de la Fama del Deporte Puertorriqueño.

Ese mismo año de 1953, compite en unas justas duales celebradas en la Isla donde participan atletas de Cuba y Puerto Rico. Obtiene en dichas competencias el cuarto puesto en los saltos alto, largo y triple, perfilándose ya como un campeón en esos eventos.

En sus años de escuela superior, Julio Lleras comienza a sobresalir como un gran atleta. Compite airosamente en las siempre recordadas Justas Triangulares que celebraban anualmente las escuelas superiores de Guayama, Yauco y Salinas. En esas competencias, siempre ocupaba los primeros lugares en los saltos de su especialidad. Para esos años ya brincaba 6.3 pies a lo alto, sobre 22 pies a lo largo y sobre 47 pies al triple salto.

Los entrenadores de los atletas que participaban en esas Triangulares lo eran:  por Guayama, Wembi Vázquez, por Yauco, Toñín Nigaglioni y por Salinas, Carlos Cartagena. Con solo mencionar ese trío de maestros de educación física y deportes puertorriqueños, podemos estimar la clase de competencias y la calidad de los atletas en esas justas.

Estando todavía en la escuela superior, Julio Lleras ya pertenece al inmortal Club Atlético del Sur. Este club era presidido originalmente por el Dr. Manuel Alsina Capó y luego por Manuel González Pató, ambos, dos grandes propulsores del deporte puertorriqueño.

En la justa que celebraba el Club Atlético del Sur con el Club Atlético del Norte, y más tarde con el Club Atlético del Oeste, Julio Lleras se da a conocer como el gran atleta que era y ya se vislumbraba que pronto pondría el nombre de Puerto Rico en un alto sitial deportivo.

En el año 1956, durante las competencias inter clubes atléticos, fue escogido para integrar el equipo de novicios que nos representaría en México. Fue ese su primer viaje al exterior  representando los colores de Puerto Rico. De ahí en adelante se convierte en un trotamundos olímpico.

Se destaca en ese su primer viaje, obteniendo medalla de oro en sus tres eventos: en salto a lo alto con un brinco de 6.4 pies, en salto a lo largo con 22.11 pies y en triple salto con un salto de más de 47 pies.

Luego en 1958, viaja nuevamente durante tres ocasiones a México. Concurre al país azteca como invitado del Club Venado de México junto a otros destacados atletas de Puerto Rico. En las competencias celebradas allí, siempre obtiene los primeros lugares en los eventos de su especialidad. Participa además en los relevos de 4×100 metros. En uno de esos viajes se enfermó en Puebla  uno de los participantes del Equipo de Puerto Rico y tiene que sustituirlo en el salto con pértiga, obteniendo medalla de bronce al saltar 12 pies y 11 pulgadas. Debemos recordar que en aquel tiempo no existía  la garrocha de fibra de cristal, sino que se competía con la garrocha de bambú o con la entonces más moderna de aluminio.

Durante los años 1957 y 1958, Julio Lleras estudia en la Universidad Católica de Puerto Rico, en Ponce. Participa en 1957 en las Justas Intercolegiales para Novicios. Eso fue así ,porque en aquellos años existía una reglamentación que establecía que los estudiantes de primer año no podían participar en las justas intercolegiales. En esa primera experiencia universitaria de novicio, mantiene sus marcas y se lleva las medallas de oro en salto a lo alto, con un brinco de 6.4 pies, en salto a lo largo, con más de 22 pies y en triple salto, con un salto de más de 47 pies.

En el 1958, se llevan a cabo una serie de fogueos entre las universidades, clubes atléticos, escuelas superiores y otros grupos. El objetivo era presentar un equipo nacional bien preparado en los 8vos. Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se celebrarían en Venezuela. Durante todas esas competencias preparatorias, Julio Lleras despliega su gran condición de atleta superdotado.  Siempre ocupó los primeros lugares en los eventos de su especialidad, mostrando con ello una consistencia atlética increíble.

Por sus actuaciones en esas competencias de fogueo, es seleccionado para viajar nuevamente a México, donde participó en unas competencias atléticas entre Guatemala, la Universidad de Texas, México y Puerto Rico.

Nuevamente se destaca Julio Lleras en una competencia internacional representando los colores de Puerto Rico. Trae para el País el primer lugar en el salto a lo alto, estableciendo de paso una nueva marca para ese tipo de competencias con un salto de 6 pies con 5 y ¾ de pulgadas. Conquista además presea dorada en el salto a lo largo, con un brinco sobre los 23 pies y presea de plata en el triple salto, con un brinco de más de 48 pies.

A su regreso de México, continúa participando en las competencias interclubes en la Isla para mantener su condición física en óptimas condiciones. Se celebran eliminatorias en Ponce, San Juan y Mayagüez. Julio Lleras  sigue copando los primeros lugares en sus eventos.  Por esas actuaciones, es incluido en el equipo nacional que nos representaría en Caracas, Venezuela.

En los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebrarían en Caracas, Julio Lleras obtiene medalla de plata en el salto a lo largo, con un brinco de 23 pies 3 pulgadas y medalla de plata en el salto a lo alto porque pierde la presea dorada por regla olímpica. En ese evento brincó la misma altura que el ganador Teodoro Palacios de Guatemala, 6’ 5 ¾.“  Curiosamente Julio Lleras le había enseñado la técnica de más avanzada de aquella época a Palacios durante la estadía de ambos en México un año antes de los Centroamericanos. Además, en Caracas, Julio Lleras obtuvo la medalla de bronce en el triple salto con un brinco sobre los 48 pies.

Julio Lleras regreso de Caracas cubierto de gloria deportiva tras haber conquistado tres preseas en otros tantos eventos. Nuestro atleta y nuestra delegación arribaron triunfantes a las playas borincanas.

Pasa el tiempo y Lleras continúa practicando sus eventos, y tras una serie de eliminatorias, cualifica para representarnos en los 3ros. Juegos Panamericanos, a celebrarse en la ciudad de Chicago en los Estados Unidos. Participa allí en el salto a lo alto, debilitado por una enfermedad en las vías respiratorias que atacó a varios atletas de la delegación boricua. No obstante la enfermedad que lo aqueja, su cría boricua se manifiesta y logra saltar los 6 pies. Pero la enfermedad no le permitió competir en sus otros eventos, salto a lo largo y el triple salto.

En 1960, es llamado a servir en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y durante su estadía en el ejército, se destaca en competencias celebradas entre los distintos batallones instalados en el Fuerte Jackson de Carolina del Sur. Más tarde es trasladado a una base militar en Alaska. Allí triunfa en la carrera de las 100 yardas, con un magnifico tiempo de 10.3 segundos. También triunfa en la carrera de 200 yardas y en la pértiga, evento en que logra saltar 13 pies, así como en sus eventos especiales: salto a lo alto, a lo largo y triple salto. Participa también por su equipo en los relevos de 4×100 y 4×400 metros.

Su estadía en Alaska nos demuestra de lo que es capaz y de hasta dónde llega su versatilidad como atleta. Aunque nacido en un país tropical y nunca había practicado eventos sobre la nieve, se prepara para competir en uno eventos con esquís y gana medalla de oro derrotando a los atletas estadounidenses curtidos en ese deporte. Ni la altura de México, ni la nieve de Alaska pudieron con su talento deportivo.

A su regreso del servicio militar, Julio Lleras continúa sus prácticas en atletismo. Luego de participar en una serie de eliminatorias, logra cualificar para formar parte del Equipo Nacional que representaría a Puerto Rico en los 9nos. Juegos Centroamericanos y del Caribe, a celebrarse en Kingston, Jamaica, en 1962. En dichos juegos, participa en el salto a lo largo, donde brinca sobre 23 pies, en triple salto, donde logra brincar sobre los 48 pies y en salto a lo alto, donde realiza un brinco de 6 pies y 4 pulgadas.

A su regreso de Jamaica, ingresa en la Universidad de Puerto Rico y como atleta de los gallitos vuelve a destacarse en las Justas Intercolegiales. Es en esa época que nuestro atleta representa a la Universidad de Puerto Rico en los prestigiosos “Penn Relays” en Filadelfia. En esa competencia obtiene medallas de bronce en el triple salto, con un brinco de 49 pies y 41/2 pulgadas, realizando de paso la mejor actuación de cuantos boricuas participaron en las competencias, como apuntó la prensa latina de la ciudad.

Representó también a la Universidad de Puerto Rico en unas justas duales celebradas contra la Universidad de Venezuela, y logra todos los primeros puestos en sus eventos.

Continúa Julio Lleras cosechando triunfos  en todas las justas atléticas en que participa. Compite en una justa dual entre Cuba y Puerto Rico y en otras contra la Universidad de Villanova. Obtiene medallas de oro y bronce en esas justas.

Así las cosas, llegamos a las Justas Intercolegiales de 1966.  Todo está preparado para la fiesta deportiva universitaria. Llegado el día de las competencias, Julio Lleras está preparado para participar en su primer evento, el salto a lo largo. Inicia veloz carrera hacia la fosa de arena, salta y cae retorciéndose de dolor. Lo trasladan en una camilla fuera de los terrenos del Hiram Bithorn.  Julio Lleras ha sufrido el desgarramiento de un tendón de su rodilla izquierda y es conducido de emergencia a una clínica, e intervenido quirúrgicamente. La Universidad de Puerto Rico perdió uno de sus mejores atletas y según editorializó el periódico El Mundo en primera plana deportiva, el equipo nacional de Puerto Rico que participaría en los 10mos. Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan, quedó desamparado.

Ese fue el final prematuro de Julio Lleras como gran competidor de pista y campo.

Pero la labor de Julo Lleras en el atletismo no se limitó a actuar como competidor. Siendo aún estudiante, participó junto al gran entrenador Wilber Ross en una serie de clínicas atléticas a través de todo Puerto Rico. Ambos llevaban durante esas clínicas, dos mensajes importantes para la juventud: la salud del cuerpo y la salud del espíritu.

Fue también entrenador de un grupo de jóvenes residentes de los residenciales públicos, durante una serie de competencias auspiciadas por la Corporación de Renovación Urbana y Vivienda (CRUV).  Tan eficiente fue su labor como entrenador, que su equipo emergió como campeón regional en la ciudad de Caguas.

Como miembro de la Guardia Nacional de Puerto Rico, allá para 1957, participó en la organización de las competencias atléticas dentro de esa entidad militar. Colaboró también  con el maestro de educación física de su pueblo natal en la organización de los Días de Juego escolares de las distintas escuelas de Salinas.

En el 1979, en ocasión de celebrarse los Juegos Panamericanos en Puerto Rico, recayó sobre Julio Lleras el honor de recibir la  Antorcha Olímpica e iniciar el recorrido del símbolo olímpico en el tramo de Salinas. Por su valía como atleta nacional extraordinario de pista y campo, tal honor recayó nuevamente en Julio Lleras durante el recorrido de la antorcha de los Juegos Master de 1983.

Julio Lleras además siempre demostró inquietudes cívico-sociales. Por eso ingresó a la Fraternidad salinense Eta Epsilon Sigma. Dentro de esa institución colaboró siempre en todos los torneos deportivos que auspiciaba dicha entidad.

Julio Lleras colaboró en Salinas con todas las actividades deportivas, cívicas, sociales y culturales donde se requería su presencia. Como dato adicional y exaltando la estima  general de que goza en su pueblo natal, El Carnaval Abey de 1983 fue dedicado a su persona, en reconocimiento a sus aportaciones al deporte puertorriqueño.

Don Emilio E. Huyke, uno de los grandes conocedores del deporte patrio y a nivel mundial, al contestar una pregunta que le formuló un fraterno de Julio Lleras allá  en 1976, dijo: “!Claro que lo conozco! Yo soy un admirador de Julio Lleras. El ha sido el atleta más completo de Puerto Rico. Yo siempre fui un entusiasta del salto a lo alto, mido sobre seis pies y nunca pasé de 6 pies dos pulgadas en mis saltos.  Julio Lleras con sólo 5’7″ de estatura brincaba sobre 6 pies 4 pulgadas”.

Julio Lleras Morales ha sido pues, uno de los atletas más versátiles que ha dado Puerto Rico.  Lo demuestran sus récords en los distintos eventos en que participó:

  1. Salto a lo alto………………6’5 ¾”
  2. Salto a lo largo……………23’3’’
  3. Triple salto………………….49’3”
  4. Salto con pértiga………….13’
  5. 100 metros lisos………….10.8 segundos
  6. 400 metros lisos………….49 segundos

Julio Lleras Morales es, sin lugar a dudas, uno de los mejores atletas que ha dado Puerto  Rico y ciertamente, en su época era el mejor. Por eso, cuantas veces participaba en unas eliminatorias para representarnos a nivel internacional resultaba ser uno de los escogidos.

Pero en Julio Lleras Morales hay más, es un ciudadano y un ser humano de cualidades ejemplares y excepcionales.  En esta frase se resume la vida de nuestro atleta Julio Lleras: “un salinense para la historia.”

 

© 1983 Edelmiro J. Rodríguez Sosa