Tiempo (1)

Llévame de vuelta a los días de verano cuando mi hermano y yo corríamos por el patio de la casa de abuela en el número 27 de la calle Santiago Palmer en Salinas.

Devuélveme las tardes cuando la mano de mi abuela, Güelin, me llevaba por las calles del pueblo, a la plaza frente a la iglesia Monserrate, a la panadería para comprar pan y reposterías, y de vez en cuando un helado de coco.

Llévame de vuelta a casa por la Plaza de Mercado a una cuadra de su dulce hogar.

Regrésame a las noches cuando me acostaba en aquella cama grande y me dormía con el cantar del coquí  y el aroma a jazmín desde su jardín.

31 de octubre, 2003

La Habana Vieja, Hotel Santa Isabel, #208 – Hoy vamos a regresar a los Estados Unidos después de dos semanas de viaje por Trinidad, Cienfuegos, Pinar del Río y La Habana. Este es nuestro tercer viaje a Cuba y quizás el más memorable. Unos días atrás, miles y miles de cubanos de todas edades se acercaban a la orilla del Malecón en La Habana Vieja para arrojar ramos de flores al mar. Sin yo saber por qué, fue una cosa impresionante ver tantas personas caminando por las calles en un tipo de peregrinación con un fervor patriótico de celebración en sus caras. Los niños escolares decían “una flor para Camilo”. Luego me enteré que cada año, desde 1959, el 28 de octubre es recordado como el aniversario de la muerte de Camilo Cienfuegos. El legendario guerrillero es uno de los héroes de la revolución cubana quien desapareció en un accidente aéreo durante su regreso de Camagüey a la Habana. Dicen que Cienfuegos era tan popular entre las masas, como Fidel Castro y “Che”Guevara.

Esa tarde a las 6:30 pm, mientras Divina y yo caminamos por la calle Obispo hacia la Plaza de Armas, en la otra isla que forma parte de “las dos alas del mismo pájaro”, mi abuela, acostada en su cama en la casa de mi tía Julia, respiro por última vez.

Esta mañana, antes de partir para Boston y luego Puerto Rico, a la misma hora que la estaban sepultando en su pueblo natal de Salinas, Divina y yo, acompañados por seis de nuestros compañeros de viaje, caminamos del Hotel hasta el Malecón para arrojar flores en su memoria. La flor nacional de Cuba, la mariposa, tiene un aroma parecido al jazmín. Empezó a llover mientras nos acercábamos a la bahía y luego escampo mientras yo dije unas palabras sobre Güelin, quien llego a celebrar 112 años, 6 meses y 1 día de vida. Empezó a llover de nuevo mientras Divina y yo orábamos y al terminar de arrojar las flores al mar, salio el sol brillando como una sonrisa del cielo.

“La vida es una huella de triunfos y fracasos,
formada por pedazos de amor y dolor.
El tiempo es un rosario,
sus cuentas los recuerdos,
jardín del sentimiento de lo que se vivió.
Hay un tiempo pa’ reir, y otro tiempo pa’ llorar.
Un tiempo para partir, y otro para regresar.
Hay un tiempo pa’ vivir y otro para terminar,
Hay un tiempo pa’ morir y otro para comenzar.
Cuando llegue la hora del fin de mi camino,
que mi sonrisa diga que acepto lo que fui.
Las cosas materiales las dejaré contigo;
sólo se irá conmigo todo lo que aprendí.
Que hay un tiempo para dar y otro para recibir,
un tiempo para pensar y otro para decidir.
Que hay un tiempo pa’ olvidar
y otro tiempo pa’ entender.
Hay un tiempo pa’ ganar,
y otro tiempo pa’ perder.
Hay un tiempo pa’ sufrir
y hay un tiempo para amar.
Un tiempo para sentir y otro para perdonar.
Hay un tiempo pa’ vivir y otro para terminar.
Hay un tiempo pa’ morir y otro para comenzar. (2)

7 de noviembre, 2003

Salinas, Puerto Rico, #27 de la calle Santiago Palmer – María Anastasia Colón Aponte viuda de Massó nació en Salinas, Puerto Rico el 27 de abril, 1891. Como dije antes, la hija de Valentina Aponte y Santos Colón celebró 112 años, 6 meses y 1 día de vida al despedirse el 28 de octubre, 2003.

El binomio de Doña Provi y mi abuelo, el difunto Don Eusebio Massó Ledée fue dinámico. El estableció una gran familia que influyó en el desarrollo del caballo paso fino en Puerto Rico y es recordado por su influencia en el desarrollo de la familia “Dulce Sueño”, conocido como el padre de los caballos de paso fino. Hoy día, por su habilidad como domador y montador del inmortal “Dulce Sueño” de Don Genaro Cautiño, Don Eusebio es miembro del Pabellón de la Fama del Deporte en Puerto Rico y su pueblo natal de Guayama. Ella, madre de siete, Emma (q.e.p.d.), Juan Carlos (q.e.p.d.), Eusebio (q.e.p.d.), Guillermo (q.e.p.d), Idalia (q.e.p.d), José y Julia, fue reconocida como “Madre ejemplar” de Salinas en el 1962 y de la Comunidad Olimpo de Guayama en el 1995.

Fotos y recuerdos

Casa Massó 2Mañana partimos de regreso a Boston. Esta noche hemos terminado de limpiar la casa de nuestra querida Güelin. En las gavetas de los armarios hemos encontrado fotos, postales, cartas, documentos y muchos recuerdos. Como escribe Rubén Blades en su introducción a la canción “La Ruta”: “los que se han ido nos dejan su recuerdo y el mandato de continuar el camino que ellos y ellas ayudaron a crear, y nos exigen en beneficio de los que en el futuro acudirán al llamado de la vida.”

Mientras leo el Certificado de Acta de Nacimiento de mi tío Juan Carlos (13 de agosto, 1913), el Certificado de Bautismo y de Nacimiento de Güelin (3 de abril, 1892 en la Parroquia de la Monserrate y 27 de abril, 1891 en Salinas) y el programa de los Ejercicios de Graduación de la clase de Octavo Grado de la escuela Luis Muñoz Rivera (1930) con el nombre de mi padre y los de sus compañeros de clase me dio un escalofrío.

“¡Pongo a Dios como testigo!,
lo que mis ojos leían: “Viajero soy y seré.
Caminos hice y haré.
Mi vista en el horizonte.
No sé cuándo llegaré,
pero si mi cruz ve usted
siga la ruta en mi nombre.
Yo no creo en casualidades,
siempre hay una explicación.
Pero a veces uno encuentra
imposibles que se enfrentan,
De tú a tú, con la razón.
Hoy sé que la ruta se extiende,
desde aquí a la Eternidad.
Cada tumba es testimonio
que se deja en patrimonio
para toda la Humanidad.
Me lo dijo una voz del “Más Allá”.
Viajero soy y seré.
Caminos hago y haré.
Mi vista en el horizonte.
No sé donde acabaré,
pero si mi cruz ve usted,
¡Siga la ruta en mi nombre!
¡Siga la ruta en tu nombre!” (3)

Mi abuela celebró 112 años, 6 meses y 1 día de los 510 años de la historia de Puerto Rico.

En 1898, como resultado de la Guerra Hispano Cubana Americana, Puerto Rico pasó a ser territorio de los Estados Unidos. Cuenta una leyenda que en 1898, justo antes de que el último gobernador español de Puerto Rico se rindiera ante las tropas estadounidenses al final de la Guerra Hispano Cubana Americana, miró por última vez el reloj de La Fortaleza (la mansión ejecutiva) y lo golpeó con su espada. De esta manera lo paró en el momento exacto en el que los españoles perdieron el poder sobre Puerto Rico. Mi abuela tenía 7 años de edad.

En 1917, cuando Güelin era una joven de 26 años, el Congreso de los Estados Unidos les concedió la ciudadanía americana a los puertorriqueños y dos décadas más tarde el Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt comenzó un programa de administración que permitió el desarrollo de la agricultura, las obras públicas y el alambrado eléctrico en la Isla.

En 1951, Güelin ya era una mujer madura de 60 años cuando Puerto Rico obtuvo el derecho a establecer un gobierno con su propia constitución. Yo tenía 2 años cuando en 1952 la Isla fue declarada un territorio semi autónomo o estado libre asociado de los Estados Unidos.

Mientras mi nieta Kiya de 3 años y medio duerme en la cama, y sigo disfrutando de los regalos históricos que nos dejó mi abuela, siento “la necesidad de una profunda y responsable reflexión sobre el denso bagaje histórico que reviste nuestra puertorriqueñidad; una mirada seria a esta particular y prolífera realidad cultural que se sostiene de un digno mestizaje racial; el reconocimiento de nuestras fortalezas y debilidades como pueblo, y la necesaria actitud de aportar al logro del desarrollo de una sociedad madura y educada en el deber.”

Esta noche, repasando un pedacito de la vida de Doña Provi, reafirmo mi afán y lucha por servir como portavoz de nuestra realidad borincana y continuar el trabajo de nuestro propio descubrimiento de las posibilidades de una nación con grandes potenciales naturales y humanas.

Como escribió un profesor universitario, “los puertorriqueños, conocidos mundialmente por su talento artístico, por sus habilidades deportivas, por su capacidad como profesionales, por la productividad de sus trabajadores, por la calidad de sus productos agrícolas, por la inventiva y creatividad de sus estudiantes universitarios, por las bellezas de su isla, por la voluntad y belleza de la gente y por su resistencia manifiesta a desprenderse de su identidad, tenemos el deber histórico de prolongar el carácter de un pueblo que tiene mucho que ofrecer al mundo y que después de tanto estrangulamiento colonial, seguimos aquí, de pie ante la vida.” (4)

Espero que el legado de Doña Provi me dé fuerza para motivar a otros que se unan conmigo en asumir el proyecto de disciplinarnos y educarnos en el contexto de nuestra identidad, por ende implicando un descubrimiento de una nueva conciencia – un Pueblo Nuevo, no como súbditos de nadie sino como nación. Es hora de la descolonización emocional y espiritual que nos amarra a la inercia y a la inanición. Es hora de trazar otra línea sobre la historia, esta vez levantando a nuestro pueblo hacia el porvenir y hacia una existencia digna ante nosotros mismos y ante el mundo. Dejémonos de pequeñeces, y de auto limitaciones, somos grandes.

De Güelin he aprendido que hay que mirar hacia dentro, hacia lo que somos y lo que podemos ser. Es por medio de nuestra identidad, en nuestro carácter nacional, que somos gente con capacidad de obtener de nuestras voluntades la posibilidad humana de ofrendarle a nuestro pueblo y a la humanidad lo mejor de nosotros.

Durante este año 2003 he leído sobre aquellos que se han graduado a la otra vida, incluyendo a puertorriqueños reconocidos como Juancito Torres, Catalino “Tite” Curet Alonso, Carmencita Jiménez, y Don Luis A. Ferré. También sobre los cubanos Máximo Francisco Repilado Muñoz (el Compay Segundo) y Celia Cruz. Mi abuela se unió a un buen grupo de seres humanos.

Que en paz descansen. Dios te bendiga Güelin, hoy y siempre.

©José Massó, 2007

Referencias

(1) Inspired by Rubén Blades, “Como Nosotros”, from his CD Mundo
(2) Rubén Blades, “Tiempo”, from his CD “Tiempo”
(3) Rubén Blades, “La Ruta”, from his CD Mundo
(4) José M. Encarnación, “Descubriéndonos”