Antonio (Toño) Lozada Lebrón y Eliza Carlsen Hernández, unidos en matrimonio, procrearon dos hijos llamados Frank (Cachito) y Olaf Lozada. Ambos nacieron en Salinas, Cachito en 1932 y Olaf el 11 de enero de 1936.
Toño Lozada era un plomero que se convirtió en comerciante y para la época de los años cincuenta era uno de los comerciantes más prósperos de Salinas. Su tienda estaba ubicada en el hoy edificio en ruinas de la familia Colón Atilano en la calle Muñoz Rivera. Se dedicaba a la venta de ropa telas, zapatos y otras mercancías secas. También tuvo una tienda de venta exclusiva de zapatos en lo que fuera la casa de Tilita Sosa en la propia calle Muñoz Rivera.
Toño y Elisa se separaron y él se casó con unas de sus empleadas de apellido García. Esta separación causó la desaparición de su tienda y su ruina. Pero él era un hombre emprendedor y entonces se dedicó a vender mercancías en un pequeño camión. Más tarde se mudó a Bayamón y se dedicó a la reparación de todo tipo de roturas en casas y edificios comerciales. Murió en Carolina.
Elisa, que había nacido el 17 de febrero de 1910, se mudó a Nueva York y luego a Río Piedras donde murió el 11 de julio de 2000. Olaf siempre la acompaño.
A Cachito y Olaf los criaron las hermanas Stella y Palmira Márquez, ponceñas que se radicaron en Salinas y se destacaron como excelentes educadoras. Cachito era de Stella y Olaf de Palmira. Residían en los altos del negocio localizado en la calle Muñoz Rivera conocido en aquel entonces como El Escambrón.
Ambos se destacaron como Niños Escuchas bajo el mando de mister Ramos, recibiendo los máximos honores que otorga esa agrupación.
Cachito siempre fue un niño y joven bien desarrollado y de fuerza descomunal para su edad. Murió prematuramente a la edad de diecinueve años de leucemia. Su deceso ocurrió un 27 de noviembre de 1951. En sus últimos días pidió que lo pasearan por las calles del pueblo y por La Playa para ver por última vez a su Salinas querido. Su muerte conmovió a la ciudadanía ya que junto a Olaf eran muy queridos. Para sus exequias fúnebres cerraron la calle Muñoz Rivera que era y es la principal del pueblo.
Olaf era un entusiasta de todo lo que emprendía. Para la navidad decoraba las vitrinas de la tienda de su padre con machinas, estrellas y otras máquinas con movimiento que eran el deleite de grandes y chicos.
En la casa de mi madre montaba una silla voladora construida por él y Cachito y un circo con payasos y maromeros. También proyectaba películas de muñequitos con un proyector que tenía. Para ver esos muñequitos había que pagar con botones.
Cuando se anunció que vendría la televisión a Puerto Rico la primera casa que tuvo antena de televisión fue la de las Márquez. Olaf la construyó de palos de escoba pintados con pintura plateada.
Una vez le dio con ser bombero y cuando sonaba la sirena del parque de bombas el primero que se presentaba era él. Toño Irizarry, el jefe de bomberos, lo dejaba montar en el coche de bombas y ayudar en la extinción de los incendios. Cuando residía en Río Piedras y visitaba Salinas dormía en el parque de bombas.
Cuando se trasladó a Nueva York con su madre quiso ser fotógrafo y camarógrafo. Estudió esas artes y logró destacarse siendo fotógrafo de los grandes artistas, tanto latinos como estadounidenses que se presentaban en la gran urbe. También fue camarógrafo para la televisión en Nueva York.
Se había preparado como técnico de reparación de radios y televisores y a su regreso a Puerto Rico montó su taller en la calle Julián Blanco de Río Piedras, sector de la capital donde se había mudado con su madre.
Con su primera esposa, Teresa Ramírez, tuvo tres hijos, Wendy Astrid, Hirmar y Yamil.
Luego de divorciarse de Teresa se casó con la salinense Rosin Collazo. Al morir Rosin se trasladó a vivir a su querida patria chica, Salinas, donde pasó sus últimos días en la Urbanización La Margarita. Murió en el mes de septiembre de 2009.
Presentación fotográfica por SRS
