A unas horas de haber ocurrido el terremoto de Haití unas voces llenas de prejuicios, racismo y falta de compasión contra el pueblo haitiano recorrieron el mundo. Tales palabras de condenación las proclaman religiosos cristianos fundamentalistas e idolatras de libros sagrados que pregonan que el devastador sismo que golpeó a Haití era un merecido castigo de dios.

Los argumentos apoyando tales razonamientos los basan precisamente en las escrituras que el fundador del cristianismo abolió cuando proclamó un Nuevo Testamento.

Acusan al pueblo haitiano de lujuria, idolatría, brujería y de hacer pactos con satanás.  Si por tales razones dios fuera a castigar alguna nación seguramente castigaría a los Estados Unidos.  Según esas ridículas razones el pueblo americano merecería tal castigo divino porque es la nación donde más sectas satánicas existen, donde más cultos satánicos se celebran y donde más películas pornográficas se producen en el Mundo.

Para Pat Robertson, un republicano de ultra derecha de dudosa reputación,  el sismo que provocó la muerte de niños, mujeres y ancianos en Haití  y ha dejado en la mayor miseria a miles de sobrevivientes, es un castigo enviado por dios a ese país.  Según este predicador, los haitianos pactaron con el diablo para que los ayudara a independizarse de los franceses. Uno se pregunta ¿Con quién pactaron los estadounidenses para  que los ayudaran a independizarse?

Tal charlatanería constituye una vileza que nace de interpretaciones seudoreligiosos mezcladas con delirios de grandeza y bestiales prejuicios raciales.

Escucharemos más desatinos motivados seguramente por intención de desalentar la ayuda humanitaria entre los seguidores de esos falsos profetas, cuyo fruto hiede a pesar de proclamarse seguidores de Cristo.

Mientras, los que cultivan un corazón cristiano puro continúan colaborando con el pueblo haitiano a través de instituciones confiables como la Cruz Roja para darle en la cara a la mezquindad.

srs