Siempre debemos volver a la historia para orientar nuestras decisiones presentes o para explicarnos los comportamientos a sabiendas o de espalda del conocimiento del pasado. Nadie nace sabiendo, pero todos debemos tener la conciencia de que es práctica sabia asesorarnos.
Cientos de personas han enviado mensajes preocupados por el cambio de nombre de la Plaza-Museo de los Fundadores y ansiosos de conocer el pasado histórico que motivó esa designación. En Encuentro… al Sur las entradas sobre este tema rompieron récord de visitas. En un día en particular 638 personas visitaron la entrada y todos los que enviaron mensajes fue oponiéndose al cambio de nombre.
A petición de muchos de nuestros lectores presentamos esta breve cronología histórica con el propósito de que constituya una razón más para derogar la determinación de cambiarle el nombre a este ícono de nuestra historia. Reiteramos, esa Plaza-Museo fue concebida como un homenaje a todas las personas, que durante más de dos siglos cincelaron la idiosincrasia regional del noble pueblo de Salinas, es como decir un monumento al salinense, nunca fue concebida para ser nombrada en honor a nadie en particular, sino como monumento a la salinensidad.
La Plaza-Museo de los Fundadores fue un proyecto cultural que cobró realidad a mediados de la década de 1970.
El proyecto lo propuso el Centro Cultural de Salinas junto a la Sociedad Arqueológica e Histórica Salinas del Abeyno, inc. con el aval de todas las entidades cívicas activas en ese momento en Salinas. El proyecto fue acogido con entusiasmo por El Alcalde, la Asamblea Municipal, la Legislatura de Puerto Rico y el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Los eventos oficiales más importantes de ese proceso están consignados en varios documentos de los cuales les ofrecemos algunos. La cronología que sigue resume dichos acontecimientos.
22 de septiembre de 1975, el Centro Cultural de Salinas sometió a las autoridades municipales la propuesta sobre la edificación de la Plaza-Museo de los Fundadores en el sector El Pueblito.
26 de septiembre de 1975, la Honorable Asamblea Municipal de Salinas aprueba una ordenanza reservando los terrenos propiedad del municipio en el sector El Pueblito para la construcción de la Plaza-Museo de los Fundadores.
11 de marzo de 1976, en la cuarta sesión de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, se aprueba la Resolución de la Cámara de Representantes 802, solicitándole al Instituto de Cultura Puertorriqueña que brinde la máxima atención y ayuda al Centro Cultural de Salinas para el establecimiento de la Plaza-Museo de Fundadores. (Ver documento)
13 de agosto de 1976, se concretiza el proyecto y se celebra una reunión sobre la Plaza-Museo de Los Fundadores entre funcionarios de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, el Instituto de Cultura Puertorriqueña y el Municipio de Salinas en la que el Centro Cultural de Salinas y la Sociedad Arqueológica e Histórica de Salinas presentan la ponencia resumiendo las gestiones a favor del proyecto. (Ver ponencia)
Posterior a todas esas gestiones el arquitecto salinense Luis Antonio Colón diseñó y elaboró los planos de la Plaza-Museo de los Fundadores, cuya construcción posterior fue anunciada en 1977 y culminada en la década de 1980.
SRS
¡Que se restituya el Nombre Plaza-Museo de los Fundadores ya!
En este importante asunto de la Plaza-Museo de los Fundadores se impone una rectificación inmediata por parte de las Autoridades Municipales o se impone la obligación subsiguiente del Pueblo de vindicar su autoridad última.
Resulta altamente impermisible que los funcionarios electos inconsultamente sigan actuando sin el más mínimo respeto a los más preciados símbolos que definen nuestro carácter distintivo y con evidente desprecio a la conciencia histórica que debemos mantener como basamento de nuestra identidad como Pueblo.
Preservar los contornos definitorios de nuestra historia a través de la memoria física de nuestro medio no es un asunto liviano o que se pueda descartar sin consecuencias. Sobre esto la historia de Roma nos da muy elocuentes ejemplos. El proceso se llamaba “dememoralia”. Consistía en borrar de la faz de la tierra todo vestigio que pudiera levantar la memoria de un suceso, una persona, un acto grotesco o encomiable que hiriera el ego del emperador de turno, casi siempre por la envidia, el orgullo y vamos su mediocridad como ser humano. Así se actuaba en los genocidios, el arrasamiento de ciudades y monumentos. Recuérdese la famosa Lira de Nerón, de la cual esperaba arrancar una inspiración animado por el fuego que a sus órdenes desató en la ciudad de Roma.
Ahora en Salinas, se ha generado cuatrienio por cuatrienio una desoladora ola de afán por la “Dememoralia”. El caso más insólito fue el del alcalde Abraham López Martínez, quien sin consideración alguna destruyó la histórica y bellísima Plaza de las Delicias para construir una fría plazoleta de cemento, sin pie ni cabeza y sin fundamentos arquitectónicos que superaran a la que existió. Para el tuvo su costo por partida doble.
Aunque se puede revertir físicamente el acontecimiento es algo poco probable por los costos envueltos. El caso de la calle San Miguel Arcángel es otro ejemplo de actuaciones claramente destempladas en aras de generar efectos de momentánea simpatía. La calle San Miguel se designo al fundarse nuestro Pueblo al amparo de dos adoraciones favorecidas en ese momento, Los devotos de la Monserrate y los devotos de San Miguel.
Hay otros tristes casos que pueden mencionarse. Pero lo más doloroso del asunto es que esto envuelve a personas fallecidas que ya no pueden expresar su opinión sobre el asunto. Estoy seguro que mi maestra Gisela Ocasio confrontada con esta pretensión la hubiera rechazado de plano, más aún, cuando existen alternativas no controversiales para honrar a quien todos favorecemos que se le rindan honores. En el caso que nos ocupa no se requiere reconstruir nada solo rectificar los documentos y buscar otro espacio digno para la excelsa maestra. Rectificar es de humanos, lo otro es el camino de la irracionalidad y dar coces contra el aguijón e ignorar la historia.
Invito al distinguido Doctor Carlos Rodríguez Mateo y a la Honorable Asamblea Municipal a darnos a nosotros los de Encuentro…Al Sur una palmada de amistad y de consideración en este caso y busquemos juntos un sitio digno para aquella que también merece su sitial libre de polémicas. La Plaza-Museo de los Fundadores más temprano que tarde debe tener su día y créanme; lo tendrá. Mi esperanza es que sea muy pronto.
“Cosas veredes, Sancho”
Por ventura nuestra, Salinas ha sido pródiga en hombres y mujeres esclarecidos que al partir hacia el sendero luminoso dejaron una estela luz que les hace imposible de olvidar.
Hombres y mujeres que no basta un simple reconocimiento para demostrarles nuestra gratitud por sus ejecutorias.
Negar eso es caer en la irracionalidad y el barbarismo. Pero las cosas hay que hacerlas respetando unas realidades ya establecidas y no, para decirlo en palabras de mi viejo que era hombre justo y piadoso: “con las patas”.
En la vida existen nada más que 2 maneras de hacer las cosas: bien o mal. No hay puntos intermedios. No hay zonas grises ni más o menos. Nada de eso.
Nada hay más fácil que hacer lo malo bien y hacer el bien mal. Eso no conlleva pensamiento ni grandes horas de fatiga emocional.
Hacer las cosas a como salgan es tan fácil como robarle la sonrisa a un niño, aunque sus efectos son devastadores, porque cuando un niño expresa, en lágrimas, un atropello, el universo entero se rebela.
El alcalde de Salinas y sus asambleístas hace tiempo le robaron a Salinas la sonrisa y ahora pretenden robarle el significado a sus monumentos. A lo único que tenemos para recordar la efemérides de su fundación.
No permitamos que se le cambie el nombre a Plaza/Museo de los Fundadores para no tener, luego, que repetir las lapidarias palabras impresas en el Popol Vuh:
“Robaron nuestros frutos, cortaron nuestras ramas, quemaron nuestro tronco…”
Josué
Una persona, de las cientos que han visitados las Entradas sobre la Plaza-Museo de los Fundadores, afirmó que no veía nada malo en que se pusiera el nombre de una calle o edificio en honor a alguien. Si embargo, ese no es el punto central de este asunto
Es uso y costumbre honrar a los que por sus méritos extraordinarios impactaron una sociedad o comunidad en un momento dado. Es preciso aclarar que eso depende de a que calle o a que estructura. Designar una calle o una estructura en honor a alguien es una decisión que no debe tomarse a la ligera. Hay calles y hay estructuras que no es propio designar oficialmente con otro nombre que el tienen. La historia y sensatez política son guías para no hacer esos cambios.
Imagine si se le cambiara el nombre a las siguientes estructuras:
A La Fortaleza de Santa Catalina por Palacio de los Gobernadores Rafael Hernández Colón
Al Capitolio de Puerto Rico por Capitolio Tomás Rivera Schatz
A la Estatua de la Libertad por Estatua Georg Bush
Por eso todos los países tiene leyes y reglamentos que controla la designación de las estructuras públicas, cosa que no se siguó en este caso con el rigor que corresponde. Por eso, ante de cualquier procedimiento legislativo una comisión evaluadora debe escrudinar los meritos del candidato propuesto más alla de situaciones momentáneas. Es de acuerdo a los méritos y del perfil ético que se determina el tipo de honor que merece la persona. La distinción otorgada tiene que ser en proporción al mérito, lo contrario resultaria en un acto grotesco que desmerece sobre todo a los que otrogan la distinción.
Ya sea a nivel mundial, nacional o local hay calles y estructuras, que para el propio beneficio del mundo, país o ciudad, no admiten cambio de nombre y deben designarse con el propósito colectivos que mejor contribuya a la conciencia histórica y a la solidaridad.
Ese es el caso de la Plaza-Museo de los Fundadores, su nombre es uno aceptado por todos los salinenses porque alude a una razón histórica que va directamente a nuestras raíces y contribuye a la reflexión sobre nosotros mismos. Es un nombre que une y está excento de reevaluaciones por méritos en las futuras generaciones. Porque su merito es universal y trasciende el tiempo y el espacio mientras exista sobre la faz de la tierra este archipielago que el propio devenir nos ha dado por patria.
Prohibido olvidar
El Primer Ministro francés, Georges Clemenceau comentó que “La guerra es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de los generales”.
Eso parece aplicar, sin grandes malabarismos, a la presente administración municipal en Salinas: Los asuntos de nuestra municipalidad son cosa demasiado relevante para dejarla en manos del alcalde y sus legisladores.
Causa estupor, para no usar otro término más preciso, pero menos publicable, que haya pasado por la mente de algún servidor público la descabellada idea de cambiarle el nombre a Plaza/Museo de los Fundadores y que esa “disminución de la actividad de las funciones intelectuales” del autor de esa propuesta haya contado, no ya con la mitad, más uno, de los legisladores municipales, sino con el voto unánime, vamos a decirlo otra vez, el voto unánime de ese cuerpo legislativo.
El asombro adquiere todavía una mayor dimensión si consideramos el hecho de que esa legislatura (que no pasa de ser una asamblea de vecinos) está compuesta por penepés, populares y pipiolos, que, en este caso y sabe Dios en cuantos otros, hicieron causa común con el ejecutivo para socavar, mediante un atropello sin precedentes en nuestra historia de pueblo, un símbolo que deben de enriquecer y no hacerlo desaparecer.
En otras palabras, que ese voto unánime a una medida que debió, por la naturaleza de la misma, haber suscitado un álgido debate entre portadores de ideas e ideales tan, aparentemente, divergentes pasó a la oficina del ejecutivo con una naturalidad que pone de manifiesto el interés, el compromiso y la seriedad de ese organismo en el manejo de los asuntos de nuestro pueblo.
Lo señalado arriba nos lleva a suponer que allí no hay fiscalización y verdadera labor legislativa. Que impera una especie de amiguismo. Un concepto de Fraternidad, que de ninguna manera responde a las razones que tuvieron los electores que con sus votos depositaron en ellos su confianza.
De seguro no faltará alguien, porque las excusas no cuestan gran cosa y las hay para todas las ocasiones, que en su defensa alegue que “una sola golondrina no hace primavera”. Pero hay golondrinas que traen pintado en el plumaje los colores primaverales, porque “al pasajero se le conoce por la maleta”, como al pajaro por el descargue de sus funciones esenciales.
Independientemente de que el cambio de nombre de Plaza/Museo de los Fundadores (que es un mismo principio y una misma entidad) a Plaza/Museo o Museo Gisela Ocasio, o como ellos le quieran llamar, sea ya un hecho consumado, hay que oponerse a esa insensatez. Hay que denunciar el atropello. Hay que tirar al medio a sus ejecutores y en el 2012 hay que pasarles la factura con intereses retroactivos para que no regresen con promesas fatulas a pedirnos lo que no nos dieron.
Es de brutos y masoquistas olvidar.
Josué