“La experiencia es biografía de nuestros errores”
Salvador Tió Montes de Oca
En el pasado, ante la carencia de lugares destinados a la recreación y entretenimiento, usábamos la imaginación y el ingenio para con prontitud y facilidad evitar el aburrimiento.
En la parte oeste del pueblo estaban mayormente los lugares predilectos como área de recreación: el Río Nigua, La Joya, Colonia Isidora, Monte Modestos y Monte Raspaldo, (también conocido por Caroberto).
Contando con una fértil imaginación disfrutábamos de las siguientes actividades:
ALPINISMO:
Consistía en subir a la cima de los montes Modestos y Raspaldo. Se subía por caminos angostos y trillos pedregosos llenos de meloncillos, pringamoza, tunas, cactus y moriviví. Estas caminatas servían de provecho porque se estaba en contacto con la fauna rural como: las tórtolas, reinitas, falcones, pitirres, chupaflores, bienteveo, guaraguaos, changas, sampedritos y ruiseñores. El viaje era tedioso pero el contacto con la naturaleza lo hacía divertido.
A los montes Los Modestos y Raspaldo, o Caroberto, los cruza paralelamente en su ladera sur la Autopista Las Américas o Luis A. Ferré en el tramo de Salinas hacia Santa Isabel. Se puede identificar el Monte Los Modestos porque tiene en su cima la antena receptora del radar del Campamento Santiago. El monte Raspaldo es el más alto y largo de los dos, comienza en el cauce de la quebrada La Joya y termina al oeste en el cauce del Río Jueyes.
GIMNASIA:
Se practicaba en el terreno llano existente al terminar la ladera oeste del monte Los Modestos. Llamábamos a ese lugar los “Siete Palitos”. Era un mini bosque de árboles de guayacán en forma circular. La diversión consistía en hacer maromas piruetas y pasar brincando de ramas en rama como nuestros primos los monos para ver quien cubría el redondel con mayor rapidez.
El ser humano pertenece a los primates, compartimos el 93% de nuestro material genético con el “mono Rhesus” y el 98% con el “chimpancé”. Tal vez esa diferencia del 2% o el 7% contribuía a la ejecución de las habilidades. Se decía que en esa área abundaban los “monos titi”.
TRINEO O TOBOGÁN:
La diversión consistía en deslizarse por las pendientes del malecón en cartón como si fuera una yagua, trineo o tobogán. Se lanzaba tierra o arena en el declive para acelerar la bajada. Al salirse del cartón era seguro una rotura del pantalón en el fondillo con el resultado de las “nalgas pelás”. Había que mantener el equilibrio para evitar las raspaduras y el uso de las pomadas y el “mercurio cromo”.
CLAVADOS:
Existía un charco en el recodo donde el Río Nigua enderezaba su curso para pasar por debajo del puente de la carretera num. 1, salida hacia el pueblo de Santa Isabel. Era conocido como la “Poza de la Moca”. Tomaba su nombre por un árbol de moca cuya altura alcanzaba aproximadamente los 20 a 30 pies. Nos subíamos a las ramas para lanzarnos de pie o cabeza haciendo piruetas de acuerdo al estado de ánimo o audacia de cada quien. La profundidad de la poza era de unos quince o veinte pies.
También hacíamos correrías hacia el “Salto” (pozo o charco llamado Claveles) en la comunidad “La Plena”. A Claveles íbamos los sábados o domingos, cuando nos daban “pon” hasta la entrada del barrio en la carretera núm.1. Luego del “pon” se efectuaba una carrera de campo traviesa hasta llegar a la poza, cuyas aguas lucían limpias, claras, y frescas todo el año. Había tres rocas de diferente altura desde donde nos lanzábamos. En ese lugar la Tropa 105 de los Niños Escuchas de Salinas acampaba con regularidad.
NATACIÓN:
Regularmente nadábamos en el lago de Andrés, ubicado en la falda del monte Los Modesto. En ese lugar actualmente existe la hormigonera “Ito’s Ready Mix and Pump Services”
Este pequeño lago artificial tenía la peculiaridad que estaba construido todo en cemento, media más de treinta metros de largo por 25 de ancho y cuatro pies de profundidad. Fue la “primera piscina olímpica” de Salinas. El depósito de agua era parte del sistema de riego agrícola y se utilizaba para bañar las reses, pero para nosotros era una piscina
Existían otros lagos con los mismos propósitos, pero se construían haciendo un hoyo en la tierra. Esos otros eran las piscinas alternas. Entre ellos estaban: El lago de Vale, en la colonia Isidora; el lago de Manjero, en la colonia Caribe; el lago Viejo, donde actualmente esta el Centro Gubernamental de Salinas y el lago Nuevo donde hoy esta ubicada la Iglesia de Dios Pentecostal M.I. en la carretera 701 hacia la playa, este también era de concreto armado. Otros lugares para zambullirse eran Los Tubos, en los Poleos, el manantial del desaparecido Puente de la Vía y las Bombas de la colonia La Margarita, en ellos nos removíamos la sal, después de bañarnos en la Playa el Coco.
LA PESCA (DEPORTIVA) DE SUBSISTENCIA
Después de sus crecidas ocasionales del Río Niguas se convertía en lugar de pesca. Cuando bajaba su nivel dejaba distintas pozas y charcas en las cuales abundaban los famosos camarones guayos y flauteros, sagas y chopas. También se pescaba en “La Boquita,” en la desembocadura del río y en el “Caño” de la playita. Punta Arenas era lugar preferido de las expediciones nocturnas para ir a sacar jueyes de las cueva con una pala o un perrillo.
ACTO DE ADRENALINA PURA
El más audaz y peligroso de los “deportes” era halar caña de los vagones mientras la locomotora corría a todo vapor. Tal acción aumentaba la adrenalina y demostraba audacia ante el grupo. En ocasiones, cuando perdíamos la concentración, las cañas del vagón nos golpeaban y caíamos “patas arriba” expuesto a lesiones graves y hasta la muerte si eras arrollado por las ruedas de los vagones.
CRUZAR EL RÍO
Otro acto temerario era cruzar el río a nado durante una fuerte creciente. Nos lanzábamos desde un punto del malecón al final de la calle Monserrate para nadar hasta salir a la orilla de dos a cinco hectómetros después, ya fuera en la Poza de la Moca, el puente de la carretera número 1, o el puente de la línea ferroviaria.
EQUITACIÓN
Consistía en “rescatar” al estilo vaquero en el lecho seco del río las “bestia realengas”. Las montamos a “cuero pelao” y sin bridas. Usábamos la crin del equino como brida. Disfrutábamos entonces de largos paseos a caballo desde Barritos hasta la Playa El Coco. Desde luego teníamos que evadir a galope a los dueños de los “equinos realengos” si éramos sorprendidos montando caballo ajeno. Eso será otra historia, como evitar el “cuatrericidio”.
VIAJES EN TREN
En ocasiones viajábamos como “polizones” en los vagones de las locomotoras desde el pueblo hasta la Central Caribe. La intención era llegar allí para buscar y comer de las ricas “manzanillas” que abundaban en los alrededores de la casa de Don Víctor Camilo Godreau.
JUEGO DE PELOTA (BEISBOL)
Nuestros “Estadios” favoritos eran los terrenos inhabitados de “El Campito”. Lugar donde hoy existe una urbanización entre las calles San Miguel, hoy denominada Victoria Mateo, y la calle Padre Víctor.
Preparación del equipo de juego:
Bates: Eran de palos de escobas, un cuartón de madera de 2”x2” y 38 pulgadas de largo, el cual rebajamos y le dábamos lija que quedara cilíndrico con una perilla en uno de los extremos para el agarre firme. Este bate lo nombramos “Pichipen:”. Cuando pasaban las navidades, se buscaba en el río, los árboles descartados de navidad y se le aplicaba el mismo proceso entonces la marca era “Evergreen” por ser importado.
Bases: Eran del cartón obtenido de las cajas de cervezas. Cuando alguien después de batear se deslizaba y la misma seguía el viaje con el jugador surgían las discusiones para determinar si el jugador era “salvo” (safe) o era puesto “fuera” (Out).
Trochas, Mascotas, y Guantes: Las trochas del receptor y las mascotas de la primera base se construían de lona o “enceraos” según fuera el caso. No se rellenaban con mucha “guata”. Había que tener mano de piedra para amortiguar los lanzamientos. No existían caretas, ni rodilleras para el receptor. Los guantes para el resto del equipo eran las fundas o bolsas vacías de los paquetes de tres libras de Arroz Sello Rojo.
Bolas: Hacerlas era un proyecto largo y tedioso. Se usa una bolita de goma del juego de “jacks” o una bola de jugar “golfo”. Se les rodeaba con cordón o tiras de sacos hasta lograr la forma deseada y adecuada. Luego se cubría con “teipe” (tape) negro o rojo de los que usan los electricistas para aislar la corriente. En ocasiones la cubríamos con esparadrapo (blanco para aguzar la vista) esto era cuando lo “tomábamos prestado” sin carácter devolutivo al Hospital Municipal. Si fuera hoy usaríamos el “Duct Tape” y las bolas serian de color plateado aluminio. Cuando no construíamos las bolas, comprábamos unas de marca “Spalding” luego de castigarlas en par de juego perdían la forma original “ahuevándose” le decíamos que estaban hechas de “mierda de mono”.
La mayoría de las veces se jugaba a “cachaza pura” (descalzos), los tenis (Batco) “lame salivas” y los zapatos (Sundial) era para ir a la escuela y había que protegerlos, los zapatos se reciclaban. Cuando se gastaban se le ponía un taco y suela entera, así se convertían en herencia de los hermanos menores y así sucesivamente.
Bola de trapo: La bola de trapo se construía con todas las medias de vestir descartadas por estar disparejas y rotas. Se insertaban una dentro de otra rellenándolas con trapos hasta compactarlas bien sólidas formándolas completamente redondas y luego se cosían para sostener la redondez. Con ellas se jugaba a los bolazos, que era la forma de declarar los outs. Se utilizaba un palo de escoba como bate o se bateaba a mano pela.
Bateo de “charpitas”
La acción era batear las tapas de las botellas de los refrescos con palo de escoba como bate, era para “coger vista” para cuando jugáramos pelota “spalding”. En Juana Díaz anualmente celebran un torneo.
Billalda
Se usaba un palo de escoba de aproximadamente 36 pulgadas de largo, como bate, un pedazo de cinco pulgadas de largo del mismo palo de escoba que simulaba ser la “bola”. El palo de cinco pulgadas se colocaba sobre una base, en forma diagonal como a mas de 45 grados. Este se golpeaba con el bate que lo catapultaba y a vez se trataba conectar un incogible. Las reglas variaban de acuerdo a los participantes del juego.
Bateo de bolillos
Se lanzaban los carretes de hilo vacíos con intención de “ponchar” al bateador.
ZONAS ALIMENTICIAS
Las zonas de Lago de Andrés y de la Joya fueron nuestras “fondas silvestres”. En esos alrededores se mitigaba el hambre consumiendo frutas de todas clases como: mangós cubanos, mangotinos, mangós de rosa, mangós guevo de toro, nísperos, jovitos, anones, entre otros.
La otra “fonda silvestre” era la colonia Isidora donde saboreábamos la dulce caña de azúcar 10/12. Recuerdo las veces que el vigilante de los cañaverales, Don Cándido Ortiz “El Indio”, nos sorprendía chupando caña en la pieza, él montado a caballo con escopeta en mano nos corría, poníamos “pie en polvorosa” para evitar un “cañicidio”. La huída era un maratón a campo traviesa en el pasto del barrio Borinquen. Con la velocidad de la carrera nunca lo escuchamos disparar. Con el tiempo supe que solamente lo hacía contra los animales: cabros, cerdos, reses, que invadían sus predios.
Cuando el río se secaba también se convertía en una plaza de mercado rústica, proporcionando pepinillos silvestres y sacados de las tunas. Para poder comer los higos había que sacarle, lo que llamaban la estrella. Luego de saborearlos terminábamos con la boca y los cachetes pintados de rojo intenso debido a la tinta que soltaba la fruta. Parecía que teníamos puesta una careta. Se decía que eran buenos para subir la hemoglobina.
CONCLUSIÓN
Finalmente dedico estos borrones sobre las maneras en que nos divertíamos en la primera mitad del siglo 20 al equipo de pelota de mi calle Monserrate por los juegos de bola de goma, bola de trapo, y “spalding”. Es meritorio recordar que su novena regular de juego incluía a dos cojos y un corino, que dicho de paso eran buenos bateadores y “fildeadores”.
Y para concluir este escrito termino contándoles una anécdota.
En una ocasión se dio instrucciones a un jugador que diera un toque o plancha. El jugador se paró en el mismo medio de plato y le dieron con la bola en el mismo centro del pecho y cayó al suelo cuan largo era. Mientras el chico yacía en el suelo adolorido y atontado los equipos se enfrascaron en una discusión de si la jugada se declaraba “out” o le correspondía una base. (¡Cruel verdad!). Todavía hoy esta discusión continúa y está en espera de una decisión del Colegio de Árbitros Ciego.
Todas estas vivencias fueron básicas en la formación de carácter y la valoración de las cosas. Conocer el valor de las cosas y no las cosas de valor.
por Félix M. Ortiz Vizcarrondo
Félix, muy buen trabajo el que nos haz brindado . Con este relato lo que hemos recibido es una fotografía de cuando eramos jóvenes. Estoy seguro que muchos de los lectores están buscando en la foto el recuerdo que posiblemente habian perdido de sus peripecias en la juventud. En el evento que más recuerdo haber participado es el tobogan y lo recuerdo con mucho cariño debido a que mi madre era esclava de ponerle parchos a los pantalones que con regularidad yo hacia trizas en el malecón. Pa’ lante Félix que estas ayudando a rescatar nuestra historia…
Voy a tener que “regañar” a Josué por su aparente e imperdonable exclusión del colectivo de Encuentro al Sur según podría desprenderse del comentario que precede a este. Debo consignar que la misión y visión de este blog surge de toda una experiencia y reflexión colectiva de años de la que Josué es protagonista y teórico.
Dejar consignados los hechos y elementos que acompañaron durante el siglo 20 la convivencia histórica de la colectividad donde nacimos y nos criamos como motor y fuente para investigaciones formales y obras creativas figura como uno de propósito fundamental de este colectivo. El buen observador notará que el contenido de este blog dedica gran parte de su espacio a ese propósito. Por los escritos, imágenes, poemas y cuentos desfilan los personajes, lugares y sucesos que conforman el escenario pasado y presente de una región del sur de Puerto Rico.
Todos esos elementos, a propósito regionalistas, porque la región y la nación son los contextos vitales desde el cual miramos al universo, buscan desde ahí toparse con los sentimientos y las ideas comunes a todos los seres humanos. Sabiendo que a esos sentimientos e ideas se llega desde distintas experiencias y saberes. Convencidos de que lo macro y lo micro no son para nada mutuamente excluyente sino que juntos conforman ese Todo que aún la humanidad desconoce.
Al igual que el escrito de Roberto Quinones sobre la profesion de zapatero en Salinas y su legado, este es otro escrito de valor historico que debemos atesorar para cuando se de el momento de escribir esa historia novelada que tanta falta nos hace. Si los amigos salinenses entendieran la enorme y valiosa labor de recopilacion de data que ustedes, de manera gratuita, Sergio, tu, Roberto (ambos Roberto: Quinones y Lopez), Dante, Edelmiro y, vaya, todos los que componen este colectivo, han venido y siguen realizando no habria homenaje suficientemente justo que destaque todo eso que ustedes hacen. Los felicito y me siento orgulloso de tenerlos a TODOS ustedes en mi apretado circulo de amistades. Palante.