A Josué Santiago
Perdí mi libreta
La que estaba llena de aromas
De jazmines y de rosas.
Libreta mía
añorando el terruño
como tú lo hacías.
Tú me confortaste
en las noches frías
y en los días grises
tú me adormecías.
Escribí en tus Páginas
mi amor a la patria,
mi amor a Salinas,
mis cantos de rebeldía.
¿Con qué otra musa te fugaste,
en qué inéditos mundos
fuiste a esconderte?
¿A qué espíritu loco
Estarás deleitando
o en qué basurero de versos
de tristeza estarás muriendo?
Libreta mía
Devuélveme mis sonetos,
mis versos de amor,
mis cantos de lejanía
que no se los lleve el viento.
Ten compasión,
Hazte la encontradiza,
tú solo prestaste páginas inertes,
yo puse el aliento
que te dio la vida.
©Edelmiro J. Rodríguez Sosa, mayo 2009
Cuando salí de Salinas aquel 11 de septiembre de 1981, llevaba un libro inédito en las manos, con un prólogo escrito por ti, y 35 dólares en los bolsillos. No llevaba boleto de regreso.
Aquel libro inédito se perdió en las calles de Philadelphioa, con la misma facilidad como se esfumaron los $35 de mis bolsillos. Perdí la esperanza de volver y quemé las naves para calentarme en las noches de invierno. Perdí el reloj, el viejo mecanismo que en la torre de la alcaldía de Salinas dejó de funcionar y a ti hice la promesa de componer.
Muchas cosas se hicieron viejas en el camino y dejaron de significar lo que significaron. Pero todo lo tengo de abono.
Hoy regreso, amigo Edelmiro, con un grupo de salinenses, tú incluido, para poner aquel viejo mecanismo en marcha progresiva porque la promesa latente y damos pasos para cumplirla.
No hemos perdido la libreta porque nunca nos la llevamos. Nos llevamos, si, la tinta y la regresamos perfeccionada, más indeleble que antes.
No tengo maneras de agradecerte ese poema, su dedicatoria, solamente, si en algo vale, a modo de agradecimiento por esta deferencia que me haces, te digo, amigo Edelmiro, que no pasó un solo día en estos 28 años de ausencia en que ese compromiso no se hizo sentir en mi.
Gracias.
Josué
Edelmiro:
Todos los cumplidos que te expresara aquí, jamás indicarían con precisión la emoción que me has hecho sentir; has hecho mella en mí. Es uno de los poemas más conmovedores y significativos que he leído. Es tu manera sencilla en que nos indicas el valor de los días, las noches, la sonrisa y la lágrima perdida. Con cuanto ahínco, dolor y a la vez con una esperanza agonizante. Obra Maestra!
Un abrazo apretao’
Maritza
Edelmiro: Has sabido dejar en el lector el dulce sabor del trabajo del poeta, anotaciones, servilletas del bar que se pierden, apuntes que no se recobran, Musas que vuelan sin permiso.
Me encantaron tus imágenes, esa manera que tienes de personificar el cuaderno, la libreta, el baúl de tus sueños poéticos, como si ella se hubiera escondido sola, negada al mandato de fidelidad.
Precioso. Supiste transmitir la desesperación por la búsqueda y esa ternura colgada de la raya de la hoja que ahora no se ve.
Cariños.
Gloria
Me encantó que perdieras la libreta. Nunca le habías dicho nada. Ahora, perdida, me dice lo mucho que te extraña porque te lleva el corazón.
Gracias poeta
Muy significante. Cuántas veces perdemos nuestros apuntes cuando necesitamos regocijarnos con nuestras musas. Pero la libreta del alma vive. Recuerdo el dicho de Unamuno: “No te guardes en los bolsillos lo que te quepa en la cabeza.” Aplauso de pie, Edelmiro. A la verdad que Tilita dejó un legado en todos ustedes. Saludos desde la Mesopotamia, Edwin.