La madre dijo a su hija:

-Necesito un contratista, alguien que venga y rompa esa pared de la sala.

– ¿Para qué vas a romper esa pared mama? Preguntó la hija.

-Porque anoche soñé que alguien me hablaba y me decía que había dinero entre las paredes de mi casa.

-Los sueños, sueños son, le aseguró su hija. 

A insistencia de la madre contrataron un grupo de hombres a quienes pagaron quinientos dólares para que rompieran la pared.

Encontraron cincuenta billetes de a un dólar pegados a la pared interior.

-Sigan rompiendo, rompan todas las paredes, ordenó la mujer.

Se sentó frente a las ruinas de lo que un día fuera su casa y contaba una y otra vez aquellos míseros pesos.

 ©María del C. Guzmán.