Una estampa del ayer

en el valiente álbum

de mi barrio

que todo lo plasma

y lo detiene

para siempre.

Misterioso orgullo

y cierta simpatía

cuando éramos niños.

Tolerancia y buen respeto

del que ya está escaso

pues todos crecimos.

Preguntas

que nunca olvidamos.

Respuestas

que aún celebramos.

Filosofía de extrañeza única

que jamás existirá en los libros.

Nunca negaste un saludo.

Ibas flotando en los aires

con tu vista al infinito.

El sendero que recorrías

una y otra vez

nunca fue el mismo.

Eras maestro

no sé si lo sabías.

Tu texto era el asfalto

con huellas nunca cansadas.

Ibas gritando lecciones

al mundo siempre ocupado

que presumía la cordura

que de verdad no tenía

pues tú la llevabas puesta.

Tus pasos se hicieron lentos

y como quiera decían

hay que seguir en la lucha

y ver sin prisa la vida.

Caminar, caminar,

caminar es el secreto

que van guardando los días.

Aunque sea tarde

y la luz expire

el sol desmaye

y la noche duerma

es mandatorio

seguir de pie hasta soñando.

Lucía Margarita Cruz Rivera

La Plena, Salinas, Puerto Rico

2020