Encuentro al Sur
I Cuando acudía a la escuela, En Santiago R. Palmer, No sabía ni leer, Como quien dice, a capela. Siempre bajo la tutela De un amiguito, leía, Y me dio, pues, la manía De contar mi propia historia, Que llevaba en la memoria De lo que el libro decía. II A los niños escuchaba Leyendo de aquel librito Y yo, haciéndome el más listo, Todo lo memorizaba. Mi pobre misis lloraba El día que descubrió Todo el tiempo que perdió Con aquel libro en la mano Y a mí, como buen sanano, Nada de aquello me entró. III Pasé de grado, raspando, Y sin mucha algarabía Poco a poco la manía Aquella la fui olvidando. A leer empecé gateando, Los paquinsitos, primero, Y luego los embusteros Periódicos insulares Y también los titulares De los politibusteros. | IV En Godreau, los cocotazos Abundaban, como PRERA. Especialmente si uno era, Como yo, tan burrunazo. Me dieron tantos cantazos Que tuve miedo a la Escuela Y eran dolores de muelas Cada vez que iba a Godreau, Porque pensaba que Dios Disfrutaba de mis pelas. V A veces me le escapaba Al Míster abusador Y me trepaba al tractor Que por la caña pasaba. En el tren me encaramaba, Para dar una trillita, Que si por suerte maldita Me llegaba a escocotar De seguro iba a parar Al infierno enseguidita. VI Tanto, ¡COÑO!, yo sufrí En aquella escuela infierno Que juraba que los cuernos Del demonio los vi allí. Allí, también, conocí La mentira encarnizada En una maestra malvada Que abusó, tanto, de mí Que al pensarla siento aquí Atravesada su espada. | VII A la Intermedia pasé, Pero allí me fue muy mal. Se formó un berenjenal Que en la calle terminé. Recuerdo que le quité Al Míster, la regla aquella, Porque quería, con ella, Meterme, por manganzón, Y acabó, por mamalón, Como sabio en la botella. VIII El diablo se me metió Por dentro y todito airado Le metí por el costado Con la regla que me dio. El susodicho gritó, Como chingo callejero, Y fue corriendo, ligero, Adonde la Principal Y allí llegó a su final Mi vida de estudiantero. Josué Santiago de la Cruz 11 octubre 2013 |