En vez de una sardina, un tiburón enganchaste
Pedro Navaja (Rubén Blades)
Karlie tenía una belleza exuberante y unas formas generosas que las minifaldas y los escotes profundos hacían parecer, sencillamente, arrebatadoras.
Le agradaba saberse blanco de las miradas y como era dulce y tenía una voz seductora, no había mortal que no sintiera, al verle, una pizca de codicia.
Una noche, camino a su apartamento, un mozalbete le salió al paso.
«Si gritas te degüello aquí mismo», le dijo al oído, al momento que le presionaba la hoja de una navaja barbera en el cuello.
Se dejó llevar por el joven, cuyas manos temblaban al sentir el objeto del deseo indefenso entre sus brazos.
La luz trémula del bombillo en el poste del alumbrado eléctrico fue testigo silente de aquella escena surrealista, típicamente urbana.
En un desesperado intento por deshacerse de su atacante, Karlie se levantó la falda y el depravado cogió la juyilanga ¹.
Vocabulario: ¹ Juyilanga: huida
© Josué Santiago de la Cruz
Cuántas sorpresas se llevarán esos individuos en estos tiempos. Excelente historia hecha micro. Ed.
Hola Josué,
Me he reído bastante con éste tu nuevo cuento.
Espero seguir leyendo más.
Saludos,
David