Reproducimos aquí el que consideramos uno de los poemas clásicos de la poesía salinese: Homenaje a Virginia la loca. Lo reproducimos tal y como fue publicado cuando fue premiado por la revista cibernética latinoamericana Poetas 2000.

Charco Profundo.
 
 Este mes el jurado de poetas 2000 ha otorgado la mayor puntuación a “Homenaje póstumo a Virginia La Loca”, de Josué Santiago de la Cruz, poeta nacido en Puerto Rico. Felicitaciones al poeta.

HOMENAJE PÓSTUMO A:
Virginia La Loca


por Josué Santiago de la Cruz, Puerto Rico.

a millán

Virginia tenía un turbante
amarrao de la frente a los sesos
y un traje colorao
como el fuego
que le quemó los mejores
recuerdos.

Los muchachos del barrio gozaban
gritándole tonterías
de lejos,
asustando a la pobre Virginia
que lloraba angustiada
en silencio.

Yo la miraba escondido en mí mismo,
buscando en su rostro
el misterio,
la razón de su andar taciturno
y el porqué de su mundo
sin cielo…

Una noche de estrellas brillantes
le conté a mi padre
el tormento
que veía en los ojos de “Iginia”,
en su rostro abatido
de miedos…

“Esa mujer
(me dijo mi padre)
sufrió un dolor muy intenso…
Cosas del alma
(me dijo)
que sólo entendemos los viejos.”

Yo no sé
(no me alcanza el recuerdo)
si fue una mañana de enero
que mi padre bajito
me dijo:
“Hoy vamos al Jardín de los muertos…”

Recorrimos la ruta,
el trayecto,
de aquel valle de cruces
e inciensos…
Mi padre caminando despacio
y a mi devorándome el miedo.

Los muchachos del barrio miraban
insonoros
el paso del féretro…
Fue la única vez que recuerdo
que al pasar la mujer del turbante
y aquel traje deshecho
en su cuerpo
no sintió en su carne sencilla
la maldad de aquel mundo
enfermo.

Mi padre,
en sus manos cansada,
sujetaba aquel libro tan negro
y en su voz
el misterio en penumbras,
el tranquilo dormir de los muertos,
develaba horizontes de vida,
dibujando siluetas de luz
en el cielo…

Es verdad
(mi padre lo dijo):
“El dolor de Virginia fue inmenso…”
Como el llanto apagado de un niño
que se pierde en las ondas
del Tiempo.

Pero esas son cosas del alma
que sólo entendemos
los viejos…

¿Quién es Josué Santiago de la Cruz?

Josué Santiago de la Cruz nació el 28 de febrero de 1947, en un sector de su pueblo (Salinas, Puerto Rico), conocido con el nombre de Talas Viejas. Fueron sus padres, don Daniel Santiago y doña María Lila Cruz. Fue el menor de una familia numerosa: doce hijos, que se dividieron, equitativamente, en seis varones e igual número de hembras. Cursó sus primeros grados en las Escuelas Públicas de Salinas y Philadelphia, en los Estados Unidos. Formó parte, en su pueblo, de un grupo de jóvenes activistas e inclinados hacia la literatura y el redescubrimiento de los valores pueblerinos, que se dio en llamar: Movimiento Vanguardia Salinense. A ese “Movimiento” se le acredita el renacer cultural del pueblo y la dotación, al Municipio, de su Escudo de Armas, su Bandera, su Himno y el Sello Municipal, entre otras cosas que aún perduran. Josué cultiva la poesía, el cuento y los ensayos biográficos. Es un activo periodista, que escribe una columna semanal en el semanario Enfoque Comunal de Philadelphia, donde reside desde 1981. Es miembro activo del Grupo Sensibilidades, en el ciberespacio, y uno de sus relatos fue seleccionado para formar parte del primer libro, en papel, que ese grupo publicará en el transcurso del mes de marzo de 2002. Su trabajo literario ha sido ampliamente difundido por la Red Cibernética y publicado en diferentes Revistas y Antologías. En 1999 publicó su primer libro de relatos: Cuentos del solar: y otros encojonamientos bien masa. Tiene, en la actualidad, un libro en vías de publicación: Salinas: Imagen para un Recuerdo, que recoge algunos apuntes para la historia de su pueblo, reseñas, poemas, reflexiones, narraciones y semblanzas. Josué se casó hace 31 años con la Sra. Amalia Torres Rodríguez, con quien ha procreado cuatro hijos: Josué, Darit Abey, Luis Daniel y Lila Mar.